Hoy
os traigo un texto de un amigo muy querido. Él es un tipo fuera de
lo corriente, erudito en historia, con un sentido del humor afilado
como una navaja de siete muelles, amante de la cerveza y de las
conversaciones nada intrascendentes. ¿Y cómo ha elegido firmar un
texto donde habla sobre España y los judíos? Como Sancho Panzer...
Este hombre... jajaja. A raíz de una conversación a tres bandas,
llena de ironías y referencias históricas, le pedí si podía
escribir algo sobre el tema y va el tío y lo hace... :D
Aquí
os dejo "El sorelismo made in Spain y la transición
española". Cuidado, que tiran con bala.
"En
España, como siempre, por si no lo habíais notado, todo es
diferente. Incluso la Historia.
España,
como elemento diferencial y Reserva Espiritual de la Biosfera... digo
de Occidente, ya apuntaba maneras desde que nuestros queridos Reyes
Católicos expulsaron a los judíos varios siglos antes que el Holocausto nazi, motivo por el cuál este país se sumió en
tres siglos de flagrante fracaso, conocidos en España como Siglo
de Oro y Despotismo Ilustrado.
Continuando
con esta retahíla de despropósitos históricos, este país no entró
en la Primera Guerra Mundial, ya que nadie quiso ficharlo, y por
culpa de eso tardó 20 años más que las potencias europeas en
entrar en el siglo XX. A esto último, aquí en España, se le llama
Segunda República.
Y
es aquí cuando, de la manera más inoportuna, cuaja en España, como
concepto e ideología, el sorelismo,
a través del cuál entenderá el lector la España del siglo XX.
Pero,
¿qué es el sorelismo? Se trata de una vuelta de tuerca más,
propugnada por el filósofo y sindicalista revolucionario francés
Georges Sorel, un giro de 180º en definitiva, al movimiento obrero,
es decir, la superación del socialismo apátrida. Mussolini es el
discípulo perfecto de esta teoría. ¡Menudo elemento!, ya que
influyó definitivamente en la ideología nacional-socialista, y ya
sabemos lo que ocurre cuando se mezclan dos conceptos tan
contradictorios como son el socialismo y el nacionalismo. Ocurre que
la cosa puede acabar en vía muerta, como Auschwitz, por ejemplo.
Para
los sorelianos, el socialismo está metido en el mundo de las
internacionales. Sus máximos ideólogos son judíos apátridas, y
todo esto a los gentiles les jode. Ellos sí que tienen nación, y la
quieren amalgamar a su manera.
Y,
volviendo a nuestra España, el sorelismo influye, y ¡de qué
manera!, ya que en el pueblo grande que es Madrid surge una nueva
vanguardia futurista que, gracias a sus aires italianos y alemanes, a
lo Verdi y a lo Wagner, asume el concepto del sorelismo, ya que lleva
los mismos colores que la CNT, y el azul mahón de la clase obrera.
Esa madrileña vanguardia futurista y rupturista, cofundada por 4
camaradas en 1933, con su himno, el “Cara al Sol”, compuesto en
el madrileño Teatro de la Comedia, se conoce, en España, como La
Falange.
Pero
esta España mía, y vuestra, nunca dejará de sorprendernos, ya que
paralelamente a todo su fracaso y retraso histórico y moral,
denunciado en España por la llamada Generación del 98, en
Barcelona, ciudad de los prodigios, de las exposiciones universales, de la burguesía, del Modernismo, en resumidas cuentas, la única
ciudad de España, surge el descontento de la clase obrera, plasmado
en el anarco-sindicalismo. Este cóctel explosivo entre sorelismo y
anarco-sindicalismo, mezclado con el comunismo, se conoce aquí en
España como Guerra Civil Española, que básicamente fue patrocinada
por un Florentino Pérez de los años 30, un tal Juan March (xueta, o
judío mallorquín, como se quiera), financiando el golpe de estado
que acabó con el siglo XX en España, y que nos devolvió al Siglo
de Oro español, antes mencionado. ¡Qué país el nuestro, tan
diferente y lleno de contradicciones!
Como
colofón de ésta, nuestra Gran Historia, el Rey Don Juan Carlos
pactó, a la muerte de “Franco I, O’Pulpo a Feira”, con un
descendiente de judíos conversos, esa cosa que se llama Transición
y que nos ha metido en no sé ya qué siglo. Ese judío converso se
llamaba Adolfo Suárez.
O
sea, y como conclusión, expulsamos a los judíos para sumirnos en un
gran atraso (de tres siglos), y los descendientes de los conversos
que se quedaron nos sumieron en un gran fracaso, lleno de
contradicciones, como es el siglo XX.
¿Alguien
entiende algo?"
Sancho
Panzer