lunes, 6 de octubre de 2014

Reflexiones para-normales (III): Cinco consejos para no escribir en quince años

Cuando tenía unos once años empecé a escribir historias cortas y algún que otro poema. No tenían pies ni cabeza, pero supe que quería dedicarme a escribir algún día y afirmaba que de mayor quería ser periodista. Con las diferentes crisis que fueron golpeando nuestras tierras, mi camino formativo y laboral me alejó bastante de ese deseo infantil.

En realidad empecé a intentar escribir "en serio" hace unos quince años. Quince. Joder, cómo pasa el tiempo. Y en todo este tiempo nunca he escrito y mucho menos en serio. Hace muy poco que he conseguido terminar mis primeros relatos, al menos los que no me da vergüenza enseñar. Mirando hacia atrás a veces me he preguntado cuál ha sido la razón. Los libros han sido una parte muy importante de mi vida y muchas veces me resulta más fácil escribir que hablar. ¿Por qué ese bloqueo tan bestia? Creo que he condensado las principales razones en estos cinco malos consejos que me han dado a lo largo de los años:

1. "¿Eso para qué sirve?" Las primeras palabras desalentadores que recibí, en aquellos años mozos cuando estudiaba EGB. Querían ser un consejo en plan "dedícate a algo productivo con lo que se gane dinero". Damas y caballeros, no descubro nada nuevo al afirmar que escribir, tocar la guitarra, dibujar, pintar o cualquier otro arte sirve. Y no solo si tienes éxito. Principalmente sirve para una misma, para expresarse, para dar un sentido de realización a la vida, para sacar tus locuras y paranoias y mirarlas en el microscopio o darle a la manivela de la imaginación. Si además tienes la suerte de que llegas a la gente, también sirve para comunicar, para transmitir ideas y emociones a otros humanos, para hacerles imaginar o que sean una micra más felices. Que sí, que hay que trabajar para vivir, pero usar tu tiempo libre en crear es una de las mejores cosas que se puede hacer y además es de utilidad.

2. Las críticas negativas. Procedentes de familiares, amigos o gente que solo conoces de un foro en el culo de internet, las críticas negativas fueron uno de los mayores obstáculos a salvar. Será que soy demasiado "sensible", pero solían hundirme en la miseria comentarios como "esto es muy aburrido" o "tus diálogos son una mierda". Ya sean ciertos o no, es difícil ponerlos en su justo contexto. Supongo que cada cual tiene sus técnicas, la que uso ahora es: primero, sofocar el incendio emocional, después, seleccionar lo que me va a servir para mejorar y crecer y, para finalizar, desechar el resto. Total, la vida es muy corta para no hacer lo que te gusta hacer porque alguien decida que no eres suficientemente bueno.

3. "Escribir es un trabajo duro" Una de las frases que solemos tener grabadas a fuego en nuestro inconsciente colectivo. El trabajo duro es casi una adicción, un mantra que nos repetimos. El "ganarás el pan con el sudor de tu frente" nos ha hecho muchísimo daño, haciéndonos creer que el trabajo tiene que ser negativo, aburrido, extenuante. Y, lo que es peor, que solo lo que se gana por esos medios agotadores merece la pena. Esto, al menos para mi, no funciona. La creación tiene que ser como el sexo, puro placer, nada que ver con el trabajo duro más que como una metáfora regulera.

4. "Para ser bueno tienes que tener un don" Otro de los mantras que me dan sarpullido. O sea, que si no creas una obra maestra cada vez que vas a cagar, mejor que no lo intentes. Eso es dar ánimos, sí señor. En fin, tener un don seguro que ayuda, pero si no lo desarrollas no sirve de mucho. Y lo de ser "bueno" tiene muchos matices. Quisiera resaltar los que los desligan del éxito, ya sea o no éxito comercial. Hay autores, pintores y artistas de mil pelajes que hoy en día se consideran grandes genios pero que murieron en la pobreza porque no podían ganarse la vida con su arte. Y dudo que algunos de los artistas que hoy andan por las nubes bebiendo ambrosía pasen la prueba del tiempo. Lo que hoy se considera bueno puede no ser mañana del gusto del público, ni siquiera de los más hipsters (escribo esto mientras veo "Cachitos de hierro y cromo", ese gran programa que me reafirma en lo que estoy diciendo).

5. "Los artistas de verdad están mal de la cabeza" Más basura incrustada en nuestra cultura popular. Los genios locos están bien para las películas, hacen gracia con sus despistes, sus rarezas y excentricidades, pero un artista, ya sea de verdad o de mentira, necesita estar sano mentalmente. Quizás el arte le sirva como motor de vida, para equilibrarse y sacar sus demonios y neuras... precisamente para no estar loco. Palabra de una que lo ha vivido.