domingo, 19 de julio de 2015

El sorelismo made in Spain y la transición española

Hoy os traigo un texto de un amigo muy querido. Él es un tipo fuera de lo corriente, erudito en historia, con un sentido del humor afilado como una navaja de siete muelles, amante de la cerveza y de las conversaciones nada intrascendentes. ¿Y cómo ha elegido firmar un texto donde habla sobre España y los judíos? Como Sancho Panzer... Este hombre... jajaja. A raíz de una conversación a tres bandas, llena de ironías y referencias históricas, le pedí si podía escribir algo sobre el tema y va el tío y lo hace... :D

Aquí os dejo "El sorelismo made in Spain y la transición española". Cuidado, que tiran con bala.


"En España, como siempre, por si no lo habíais notado, todo es diferente. Incluso la Historia.

España, como elemento diferencial y Reserva Espiritual de la Biosfera... digo de Occidente, ya apuntaba maneras desde que nuestros queridos Reyes Católicos expulsaron a los judíos varios siglos antes que el Holocausto nazi, motivo por el cuál este país se sumió en tres siglos de flagrante fracaso, conocidos en España como Siglo de Oro y Despotismo Ilustrado.

Continuando con esta retahíla de despropósitos históricos, este país no entró en la Primera Guerra Mundial, ya que nadie quiso ficharlo, y por culpa de eso tardó 20 años más que las potencias europeas en entrar en el siglo XX. A esto último, aquí en España, se le llama Segunda República.


Y es aquí cuando, de la manera más inoportuna, cuaja en España, como concepto e ideología, el sorelismo, a través del cuál entenderá el lector la España del siglo XX.

Pero, ¿qué es el sorelismo? Se trata de una vuelta de tuerca más, propugnada por el filósofo y sindicalista revolucionario francés Georges Sorel, un giro de 180º en definitiva, al movimiento obrero, es decir, la superación del socialismo apátrida. Mussolini es el discípulo perfecto de esta teoría. ¡Menudo elemento!, ya que influyó definitivamente en la ideología nacional-socialista, y ya sabemos lo que ocurre cuando se mezclan dos conceptos tan contradictorios como son el socialismo y el nacionalismo. Ocurre que la cosa puede acabar en vía muerta, como Auschwitz, por ejemplo.

Para los sorelianos, el socialismo está metido en el mundo de las internacionales. Sus máximos ideólogos son judíos apátridas, y todo esto a los gentiles les jode. Ellos sí que tienen nación, y la quieren amalgamar a su manera.

Y, volviendo a nuestra España, el sorelismo influye, y ¡de qué manera!, ya que en el pueblo grande que es Madrid surge una nueva vanguardia futurista que, gracias a sus aires italianos y alemanes, a lo Verdi y a lo Wagner, asume el concepto del sorelismo, ya que lleva los mismos colores que la CNT, y el azul mahón de la clase obrera. Esa madrileña vanguardia futurista y rupturista, cofundada por 4 camaradas en 1933, con su himno, el “Cara al Sol”, compuesto en el madrileño Teatro de la Comedia, se conoce, en España, como La Falange.

Pero esta España mía, y vuestra, nunca dejará de sorprendernos, ya que paralelamente a todo su fracaso y retraso histórico y moral, denunciado en España por la llamada Generación del 98, en Barcelona, ciudad de los prodigios, de las exposiciones universales, de la burguesía, del Modernismo, en resumidas cuentas, la única ciudad de España, surge el descontento de la clase obrera, plasmado en el anarco-sindicalismo. Este cóctel explosivo entre sorelismo y anarco-sindicalismo, mezclado con el comunismo, se conoce aquí en España como Guerra Civil Española, que básicamente fue patrocinada por un Florentino Pérez de los años 30, un tal Juan March (xueta, o judío mallorquín, como se quiera), financiando el golpe de estado que acabó con el siglo XX en España, y que nos devolvió al Siglo de Oro español, antes mencionado. ¡Qué país el nuestro, tan diferente y lleno de contradicciones!

Como colofón de ésta, nuestra Gran Historia, el Rey Don Juan Carlos pactó, a la muerte de “Franco I, O’Pulpo a Feira”, con un descendiente de judíos conversos, esa cosa que se llama Transición y que nos ha metido en no sé ya qué siglo. Ese judío converso se llamaba Adolfo Suárez.

O sea, y como conclusión, expulsamos a los judíos para sumirnos en un gran atraso (de tres siglos), y los descendientes de los conversos que se quedaron nos sumieron en un gran fracaso, lleno de contradicciones, como es el siglo XX.

¿Alguien entiende algo?"



Sancho Panzer

No hay comentarios: